domingo, 15 de agosto de 2010

Hoy leía a R. Flecha y me parecía tan concreto y real que no podía decirle que no. Destruía, sin piedad alguna, a los próceres del postmodernismo y, de pasadita, los ídolos que me mostraron en las caricaturas de la universidad. No se por qué no pude decirle que no. ¿Es qué hoy en día no hay relato que me convenza? ¿o será que estoy buscando el relato que "sentidifique" mi existencia? Si te digo que no busco a nadie, miento. No se si busco a otro al mejor yo, pero algo estoy mirando entre las letras de los libros, en los títulos universitarios, en los empleos mal remunerados. Flecha vino a contarme el cuento que quería oir. No para mandarme a cambiar allá, sino para sentirme un poco esperanzado. Es que eso hace falta en los relatos de los posmodernos: ESPERANZA. Ayer mi prima me decía que era un síntoma de la humanidad irse de un extremo a otro, pasar de el sinsentido al sentido total, de Platón a Aristóteles, de marxismo a capitalismo. Y creo que llega el tiempo de la crisis en mí. Siempre he pensado en mi mismo como una larva: un proyecto de mariposa. Jamás podría siquiera pensar que otro me sacara del estado bicharraquesco en el que me encuentro, solamente la Claudia me embellece con su presencia en mi existencia. Pero si creo que si estoy en esta vía de conocer es para hacerme un poco menos lo que el destino quizo hacer conmigo y ser un poco más lo que yo quiero hacer conmigo. Quién sabe si esta es la vía, solamente creo... y eso tiene un márgen importante de error.
23:35 15-08-2010

No hay comentarios: