La calle Placer resiste. A pesar de Vicuña Mackena y sus adoquines, de la Mistral haciendo clases, de las mañanas de mataderos y las tardes de Persa, sin importarle los predicadores, los comerciantes, los delicuentes, la calle Placer resiste, pues por mucho que la critiquen, todavía no le cambian el nombre a "Pecado".
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