
Me enseñaste a poner ambos ojos encima de tí y no preocuparme por
mirar a mi natal Roma, Así, a pesar de que estaba que ardia la cosa en
conspiraciones allá, estabas contenta de que te mirara dejando de lado mis
labores de emperador. Ahí me pasé la vida, aburriendome,
autocastigandome, teniendo cada minuto de mi existencia en pos de tu
terrible necesidad de cariño. Otra mala costumbre que me pegaste fue
la de mentirte, y digo me la pegaste por: No podía decirte la verdad sin
que te importara tanto que disimulabas la pena con rabia; Me amenazabas
con ponerme una serpiente en la cama, con que me expulsarías de egipto
sin ver a los mellizos,etc. Por último, tenías ese afán de humillarme, cada
vez que mis bromas no te agradaban, entonces recurrias a la economía
de hacerme un daño mayor, que el casco me quedaba chico, que acá
estaba hechando guata por la buena vida y la poca verguenza, así te
enseñaron, como reina... Hasta aquí no más llegamos. Me voy a la
capital, a carretear con mis compadres del senado!, ahí si que me valoran
mirar a mi natal Roma, Así, a pesar de que estaba que ardia la cosa en
conspiraciones allá, estabas contenta de que te mirara dejando de lado mis
labores de emperador. Ahí me pasé la vida, aburriendome,
autocastigandome, teniendo cada minuto de mi existencia en pos de tu
terrible necesidad de cariño. Otra mala costumbre que me pegaste fue
la de mentirte, y digo me la pegaste por: No podía decirte la verdad sin
que te importara tanto que disimulabas la pena con rabia; Me amenazabas
con ponerme una serpiente en la cama, con que me expulsarías de egipto
sin ver a los mellizos,etc. Por último, tenías ese afán de humillarme, cada
vez que mis bromas no te agradaban, entonces recurrias a la economía
de hacerme un daño mayor, que el casco me quedaba chico, que acá
estaba hechando guata por la buena vida y la poca verguenza, así te
enseñaron, como reina... Hasta aquí no más llegamos. Me voy a la
capital, a carretear con mis compadres del senado!, ahí si que me valoran
Cuida los cabros chicos, Marco Antonio.
Eso fué lo ultimo que supo Cleopatra, hasta que le llegaron con el chisme
de que le habían apuñalado a su Marco Antonio y que venía un tal Octavio a
conquistar el reino. Se miró las pechugas y dijo -Igual no más, traigan
leche que me quiero bañar!-
No hay comentarios:
Publicar un comentario