jueves, 8 de mayo de 2008

Vozencuello1!

Pensar en las cuarenta millones de leguas que separan dos cuerpos dormidos, es como enumerar estrellas poniéndoles nombres de cosas distintas que separan esas dos almas de colores brillantes. Si trajera conmigo una armadura un poco más digna, no se me vería la espalda descubierta con el blanco que cuelga del cuello y cae hasta poco más abajo del omóplato izquierdo: Ahí hay que pegar, y vaya que supieron pegar bien. Cuando tomo bebida roja, no pienso en el gas, pienso en el sabor. Porque el gas quiere siempre repetirse en un flato. Pero el sabor es lo que hace recordad la bebida. Entonces juego a cambiarme la voz, grito mi libertad por las calles, creyendo que las balas no trapasan el charlon de lana que me cubre las piernas. La realidad tiene más caras que virtudes, la honestidad no es el nudo que ata mi corbata. Vivo sin dogal alguno, pero me pruebo todos los vasos de cianuro que encuentro en el camino. Lo más malo de los artistas es que los heroes no cobran derechos de santos. Acá viene otra vez el cigarro y las ganas de poner el punto.

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