Miraba su vida para atrás. No tenía más de 15 y ya había muerto una vez más. la verdad poco se puede hacer en contra del destino, el tigre nunca cambia sus rayas.
Repasaba fotos sangrientas pero sencillas. Él abrazando a una mujer, él y su primer automovil, la casa que arrendó en las vacaciones del año 85' con vista a la playa y sombra por las tardes.En cada uno de esos recuerdos pintados por fotones en una película barata parecía indagarse pero no reconocerse, parecía rellenar una cabeza llena de baches y vadenes irreconciliables con la realidad que estaba viviendo.Recordó amores, pérdidas, dineros más gastados, borracheras, y penales mal servidos.Se miraba las rayas de las manos y notaba que no las reconocía. Pensó que eran tan nuevas como su verdad. Nada dijo de no poder tener hijos, de las muertes prematuras, de la sangre mal habida en las guerras por petroleo, ni en las violaciones y luego cesáreas de corvo y garabato. Un respiro necesario fue aquel viento blanco con olor a tabaco. Luego un sueño eterno y la desaparición en el espacio infinito. Así empezó y terminó todo.
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