
Me parece lejos el polvo de los derrumbes de babilonia. Decidí seguir caminando aunque perteneciera a aquellas murallas paganas. Los que traicionan a dios no pueden vivir en paz, ese dios soy yo, el cantante y la sangre, le venida y el séptimo infierno. De verdad ya los he perdonado, a todos, incluso a ti, que te llevaste un pedazo más allá de la dignidad de mí. No se como no morir ante la risa de mis enemigos, eso fue lo peor, que aceptaras tres monedas de plata por crucificarme, mas aún así río al pensarte.
No les debo nada, nada me debe. Ahora entiendo que el odio sea para resentidos, perder como en la guerra es perder contra el fuerte, ni malo ni bueno, eso, eso lo escriben los que vienen, uno acá está haciendo la mejor vida que le toca vivir.
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