Despertaba en las mañanas muy temprano traspirando helado. El sol apenas salía y el recordaba el sueño:
“era una boca gigante de tierra y gas, que se abalanzaba sobre los hombres de sol y carne, los lamía primero, los tragaba después, nunca los devolvía. Sentía cuando las lágrimas mojaban el fondo de la garganta del monstruo. Nunca fueron de ellos, más bien, eran de las mujeres negras que danzaban tristemente alrededor del foso enorme.”
Traspiraba frío hasta que escuchaba desde la otra pieza, de esas piezas que tienen murallas por cumplir:
-Baldomero, a trabajar mijito, la pulpería ya está abriendo
miércoles, 2 de abril de 2008
SUBSUBTerra
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