Para
Era solamente una voz dispersa, que la encontraba sola y se dedicaba a contarle cosas increíbles.
De seguro no estaba loca, ya que una vez un mensaje de MSN le dijo “hola” y volvió a conversarle de sonrisas. De ahí una que otra llamada telefónica y creyó con tanta certeza que lo que se dirigía a ella era real y fraterno que nunca volvió dudar de eso.
Una que otra vez, Francisca, se sentó en la casa de la cultura a oirlo hablar, ella bailó cueca para él y sonrió en cada giro. Que más importaba bailar con el aire, era más feliz que fumando.
Sonó el teléfono, un día frío de invierno, y escuchó ahora, una voz temerosa, ya no sonreía. Se despidió con un guiño de ojo, partió lejos, mas ella no entendió nada.
Caminó siglos sin volver a escucharlo, sin ver la voz silente, personal de la metafísica del mundo. Estaba tranquila ahora, tenía novio, amigos, y su familia marchaba pos los rumbos que eligieron, al parecer ya la voz no aparecería. Y solamente oara comprobar su locura anterior envió un mail diciendo a eso: “stay faraway – So Close”. Y le respondieron: “La distancia, Lucybell”. Entonces volvió a sonreir…
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