La maldición para Cristian fueron sus lentes para la miopía, astigmatismo y cuanta falencia tuvieran sus ojos. No era que se viera mal, ni que dejara de hacer algo por cuidarlos. La maldición fue simplemente que dejó de escribir; pues ya no veía en el follaje de los árboles caras, en la media oscuridad personas, en las nubes del cielo formas, etc. veía árboles, sombras y nubes, nada más. Así la vida le parecía tan real que poco sentido tenía escribirla.
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